Analizan expertos la creación artística

1.12.11

Algunos textos sobre el renacimiento


"Del mismo modo, las partes de que se componen los edificios sagrados han de tener exacta correspondencia de dimensiones entre cada una de ellas y su total magnitud. Asimismo, el centro natural del cuerpo es el ombligo, de tal modo que en el hombre tendido boca arriba con las manos y los pies extendidos, si se tomase como centro el ombligo y se trazara con el compás un círculo, este tocaría los dedos de ambas manos y de los pies. Y lo mismo que se adapta el cuerpo a la figura redonda, se adapta también a la cuadrada; por eso, si se toma la distancia que hay de la planta de los pies a lo alto de la cabeza y se confronta con la de los brazos extendidos, se hallará que la anchura y la altura son iguales, resultando un cuadrado perfecto [...]. La simetría o proporción es una concordancia uniforme entre la obra entera y sus miembros, y una correspondencia de cada una de las partes separadamente con la otra."
VITRUBIO (tratadista de la antigüedad romana), Los diez libros de arquitectura





"Yo solía a la vez maravillarme y dolerme de que tantas óptimas y di vinas artes y ciencias, que por sus obras y por la historia veíamos que eran abundantes entre los antepasados virtuosísimos de la Antigüedad, ahora hayan desaparecido y se hayan casi totalmente perdido: pintores, es cultores, arquitectos, músicos, geó metras, retóricos, augures y similares nobilísimos y maravillosos intelectos, hoy se encuentran en rarísimas ocasiones y poco alabables. De donde estimo, dado que muchas de estas cosas son inauditas, que la naturaleza, maestra de las cosas, envejecida y cansada, ya no producía ni los gigantes ni los ingenios que, en aquellos tiempos casi de juventud suya y más gloriosos, produjo en gran número y maravillosos. Pero cuando tras el lar go exilio, en que fuimos vejados nosotros los Alberti, llegué a nuestra patria, la más amada por encima de las otras, comprendí que en muchos, pero primero en ti, Filippo, y en nuestro amigo el escultor Donato, y en otros como Nencio y Luca y Casaccio, había un ingenio encomiable en nada menor al que había sido antiguo y famoso en estas artes. Por tanto, he intentado con avidez en nuestra industria y diligencia, no me nos que en beneficio de la naturaleza y de los tiempos, poder conseguir una alabanza que sea virtud. Confie so que a los antiguos, teniendo como tenían abundancia de que ampararse e imitar, les era menos difícil alcanzar el conocimiento de las supremas artes, las cuales hoy a nosotros nos es fatigosísimo; pero es por ello por lo que nuestro nombre debe ser más grande, si nosotros sin protectores, sin ejemplo alguno, encontramos artes y ciencias inauditas y nunca vistas. ¿Quién, si no es duro o envidioso, no alabaría al arquitecto Pippo viendo su estructura tan grande, erguida hacia los cielos, amplia como para cubrir con su sombra todo el pueblo toscano, hecha sin ninguna ayuda de trabamientos o abundancia de made ros, artificio que, si lo juzgo bien, tal como era increíble que en estos tiempos pudiera realizarse, tampoco entre los antiguos fue sabido ni conocido?"
L. B. ALBERTI: De pictura, 1435, dedicatoria a Filippo Brunelleschi


La belleza es cierto consenso y concordancia de las partes, en la cual se pretende que dichas partes se encuentren, cuya concordancia se habrá obtenido en efecto con cierto determinado número, acabamiento y colocación, tal como la armonía, es decir, el principal intento de la naturaleza, lo buscaba.
León Battista Alberti, De re aedificatoria, Libro IX, 1450


"Pero antes de proseguir creo que habría que explicar lo que debe entenderse por arquitecto. En efecto, no voy a compararlo con un carpintero, sino con los más cualificados exponentes de las otras disciplinas, pues el trabajo del carpintero es sólo instrumental para el arquitecto. Yo voy a considerar arquitecto a aquel que con método y procedimiento seguro y perfecto sepa proyectar racionalmente y realizar en la práctica, mediante el desplazamiento de las cargas y la acumulación y conjunción de los cuerpos, obras que se acomoden perfectamente a las más importantes necesidades humanas. A tal fin, requiere el conocimiento y el dominio de las mejores y más altas disciplinas. Así deberá ser el arquitecto."
“Un arquitecto no es un carpintero o un ebanista... el trabajo manual no es más que un instrumento para el arquitecto que, por medio de una habilidad segura y maravillosa y de un método, es capaz de completar su obra... y para poder hacer esto, debe tener un discernimiento perfecto en cuanto a las ciencias más nobles y exactas”.
León Battista Alberti, De re aedificatoria, 1450
 


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