En la obra pictórica de Botticelli se aprecia la influencia de sus comienzos como artesano joyero, así lo demuestra su gusto por el dibujo, la precisión de los contornos y los pliegues, la profusión del adorno y esa forma característica de presentar las figuras como cinceladas, limpias y perfectamente articuladas. Wölfflin decía que Botticelli "veía" linealmente, es decir, que la belleza estaba en el perfil, en el contorno que rodea sus cuerpos.
Si a este método se le añade el proceso de siluetear en negro, el resultado son unas formas fijas, separadas con claridad del fondo, proporcionando unas calidades táctiles casi escultóricas. Su ideal de belleza es inequívocamente claro para el observador.
Marte y Venus, Botticelli, (1483), óleo sobre tabla, 69x173,5cm. National Gallery de Londres
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