Los arquitectos neoclásicos tomarán como modelo constructivo uno de los edificios emblemáticos de la antigüedad: el Partenón, levantado en el siglo V antes de Cristo por Iktinos y Kallikrates en la Acrópolis ateniense para albergar la estatua de Atenea Partenos, modelada en oro y marfil por Fidias.
En Inglaterra se emplea el mismo esquema en el Templo de la Concordia y la Victoria, erigido en Stowe hacia 1748 por Richard Greville, al igual que Robert Smirke en la fachada principal del British Museum, ejecutado entre 1842 y 1847.
En Alemania uno de los grandes impulsores de este esquema será Leo von Klenze quien lo empleará en primer lugar en la edificación de la Gliptoteca de Munich, levantada entre 1815 y 1830 y lo perfeccionará en el Valhala del pueblo alemán, erigido entre 1830 y 1842.
En España Ventura Rodríguez no dudará en emplear este modelo en la fachada de la catedral de Pamplona de 1783, de la misma manera que Juan de Villanueva utilizará un esquema similar en la fachada principal del Museo del Prado, la actual puerta de Velázquez, levantada en 1785.
Estados Unidos será uno de los países donde mayor éxito alcanzará la arquitectura neoclásica. El Capitolio muestra este esquema en sus dos fachadas, construidas en 1827 por Thorton y Bulfinch, al igual que el diseño del Banco de Pensilvania realizado por Benjamín Latrobe en 1799.
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