El rapto de las hijas de Leucipo, Rubens (1618) óleo sobre tela 222x209cm. Alte Pinakothek, Múnich
Rubens, río de olvido,
jardín de la pereza.
Almohada de carne fresca donde
no se puede amar.
(Baudelaire)
(Baudelaire)
La preocupación por reproducir bien la realidad de la carne desnuda, y no su belleza, empieza por conseguir transmitir su jugosidad rebosante de aliento, su blandura y su respiración. esa cualidad es lo que Vasari caracterizó como morbidezza, la textura carnosa, dulce y cálida, es decir, viva y real. Rubens obtiene este efecto diluyendo el contorno cerrado y sustituyéndolo por una línea ondulosa que arrastra paisaje y cielo. pero también la alcanza a través del color. Su paleta da vida a los cuerpos femeninos con rosas y blancos en los que se funden carnaciones, violetas, azules y amarillos, que traducen venas, brillos, sudor y rubores.
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