Analizan expertos la creación artística

27.10.11

Textos sobre el arte románico


“La Edad de las Tinieblas no había borrado en modo alguno de su memoria el recuerdo de las primeras iglesias, las basílicas y las formas que utilizaron los romanos en sus construcciones. La planta generalmente era la misma: una nave central que llevaba a un ábside o a un coro y dos o cuatro naves laterales. (...) Algunos arquitectos preferían la idea de construir iglesias en forma de cruz y, así, agregaron lo que recibe el nombre de crucero entre el coro y la nave. La impresión general que producen estas iglesias románicas es, sin embargo, muy distinta de la de las antiguas basílicas. En las más primitivas se emplearon columnas clásicas que sostenían cornisas rectas. En las iglesias románicas generalmente hallamos arcos semicirculares que descansan sobre pilares robustos. La impresión de conjunto que estas iglesias producen, tanto desde dentro como desde fuera, es de compacta solidez. Hay en ellas escasa ornamentación, incluso pocas ventanas, pero sí firmes y continuas paredes y torres, que nos recuerdan las fortalezas medievales. Estos poderosos y casi retadores cúmulos de piedra levantados por la Iglesia,(...) parecen expresar la idea misma de la Iglesia militante, esto es, la idea de que aquí, sobre la Tierra, la misión de la Iglesia es la de combatir las fuerzas de las tinieblas hasta que la hora del triunfo suene en el día del Juicio Final.”
Historia del Arte. E. H. Gombrich. 15ª edición. 1989.


“La diferencia más notoria entre la arquitectura románica y la de los siglos que la precedieron es el enorme incremento de la construcción de edificios. Un monje del siglo XI, Raoul Glaber, resumió el fenómeno al decir, en tono triunfal, que el mundo se estaba revistiendo de “un blanco manto de iglesias”. Estas iglesias no sólo eran más numerosas que las de la Alta Edad Media, sino que eran, además, en general, mayores, más ricamente articuladas y de aspecto “más romano”, ya que sus naves estaban cubiertas por bóvedas en vez de por tejados de madera, y sus exteriores, al contrario de los templos paleocristianos, bizantinos, carolingios y otonianos, exhibían al mismo tiempo ornamentaciones arquitectónicas y escultóricas.”
Historia general del arte. La Edad Media. H.W. Janson.1986.

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