Analizan expertos la creación artística

20.3.12

Textos Escuela de Chicago

"No es mi propósito el discutir las condiciones sociales; las acepto como un hecho (...) Expondré las condiciones en la forma más simple. Brevemente, son éstas: las oficinas son necesarias para realizar negocios; la invención y el perfeccionamiento de los ascensores hacen de la circulación vertical, que antes era incómoda y molesta, algo fácil y cómodo; el desarrollo de la industria del acero ha abierto el camino a la construcción de edificios seguros, rígidos, económicos y de gran altura; el continuo crecimiento de la población de las grandes ciudades, y la consecuente congestión de de los centros y aumento del valor del suelo, estimulan un mayor número de pisos; éstos, felizmente apilados unos sobre otros, inciden sobre el valor del suelo -y así sucesivamente, por acción y reacción, e interacción e inter-reacción. Y así ha surgido esa forma de construcción elevada que llamamos el "moderno edificio de oficinas". Ha surgido en respuesta a una necesidad, pues en ella un nuevo agrupamiento de condiciones ha encontrado una habitación y un nombre."

Sullivan, “El edificio alto de oficinas considerado artísticamente”, Lippincotts, 1896

"Yo diría que sería estupendo para nuestra estética que nos abstuviésemos completamente de usar ornamentos durante unos años, con el fin de que nuestros pensamientos pudiesen concentrarse plenamente en la producción de edificios bien configurados y bonitos en su desnudez. Deberíamos, pues, evitar forzosamente muchas cosas indeseables, y aprender, por el contrario, lo efectivo que resulta pensar de un modo natural, positivo y favorable. (…) Habremos aprendido, sin embargo, que el ornamento es mentalmente un lujo, no una necesidad, puesto que habremos distinguido las limitaciones así como el gran valor de las masas sin adornos. Llevamos dentro de nosotros el romanticismo, y sentimos el anhelo de expresarlo. Apreciamos intuitivamente que nuestras formas fuertes, atléticas y simples llevarán con una soltura natural las vestimentas con las que soñamos, y que nuestros edificios -ataviados así con ropas de imágenes poéticas y medio ocultos tras productos selectos del telar y la mina aparecerán con redoblado poder, como una sonora melodía cargada de voces armoniosas."
 Louis Sullivan, Ornament in architectura, 1892

"Los edificios comerciales en altura surgieron a raíz de la presión de los precios del suelo; los precios del suelo, de la presión de la población; y la presión de la población, de la presión externa... Pero un edificio de oficinas no podía superar la altura impuesta por las escaleras sin un medio de transporte vertical. Esta presión actuó sobre el cerebro de los ingenieros mecánicos, que con su imaginación creativa y su diligencia dieron vida al ascensor. (...) Pero algo inherente a la construcción de fábrica de albañilería era poner un nuevo tope de altura, puesto que sus muros, cada vez más gruesos, ocupaban en la planta baja y en los pisos un espacio de precio cada vez más alto, a medida que aumentaba rápidamente la presión de la población. (...) La actividad desplegada en Chicago en la construcción de edificios en altura llamó finalmente la atención de los representantes comerciales de los talleres de laminación del Este del país; y sus ingenieros se pusieron manos a la obra. Durante algún tiempo, los talleres habían estado laminando los elementos estructurales que desde hacía mucho se usaban en la construcción de puentes. Su propio campo de acción quedó así preparado. Era una cuestión de visión comercial basada en la imaginación y en la técnica de la ingeniería. De este modo, la idea de una estructura de acero que soportase todas las cargas fue sometida a la consideración de los arquitectos de Chicago. (...) El truco salió bien, y muy pronto vio la luz algo completamente nuevo bajo el sol. (...) Los arquitectos de Chicago dieron la bienvenida a la estructura de acero e hicieron algo con ella. A los arquitectos del Este les horrorizó y no pudieron hacer ninguna contribución."
Louis Sullivan, Autobiography of an Idea, 1926




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