Analizan expertos la creación artística

9.6.12

Catedral de Santiago de Compostela


Planta

La catedral presenta planta basilical de tres naves, orientada al este, con la nave central más ancha que las laterales.
Tiene un transepto, también de tres naves.
Presenta un amplio ábside con cinco absidiolos que se abren a la girola. Este elemento convierte a esta construcción en modelo de la llamada "iglesia de peregrinación". El absidiolo primitivo tiene forma rectangular al exterior. Luego vienen dos más semicirculares, la forma más normal del románico. Hasta aquí llegaría la obra realizada por los maestros Bernardo el Viejo y Roberto, según nos cuenta el Códice Calixtino.
El ábside central se termina con otros dos absidiolos de forma poligonal. Al transepto se abren otros cuatro ábsides semicirculares, dos a cada lado. Esta parte es obra del maestro Esteban.
La parte de la nave central en su mayor parte es obra del maestro Bernardo el Joven, que sigue el mismo esquema que su predecesor.
La parte final, con el pórtico de entrada conocido como pórtico de la Gloria, es ya del maestro Mateo.
La construcción se levanta sobre pilares compuestos.
Presenta bóveda de cañón en la nave central y en la nave del transepto. Las naves laterales, de la parte central y del transepto, están cubiertas con bóvedas de arista.
Presenta arcos fajones a lo largo de todas las naves. Cuatro robustos pilares sostienen los arcos torales del crucero.
Tiene contrafuertes al exterior, que se corresponden con los arcos fajones de las bóvedas.
Las ventanas son abocinadas al exterior.
A los pies del edificio vemos el pórtico de entrada con dos torres cuadradas a los lados.
Presenta tres portadas: la norte, llamada de la Azabachería; la sur, Platerías; y la oeste, el Pórtico de la Gloria.
A pesar de lo años que duró su construcción (1075-1188), se mantuvo una gran unidad en cuanto al esquema constructivo, con pequeñas variantes en la parte del ábside central que ahora no vienen a cuento. Es un modelo, tal vez el más perfecto, de planta románica; se la puede considerar como la culminación de este estilo artístico.
La catedral de Santiago de Compostela, obra cumbre del románico, se comenzó a construir por la cabecera por los maestros Bernardo el Viejo y Roberto, según dejó escrito Aymerico de Picaud en lo que hoy conocemos como Códice Calixtino.


Era el año 822 aproximadamente cuando se descubre el sepulcro del apóstol Santiago en Iria Flavia. Tras las basílicas construidas en el siglo IX por Alfonso II y Alfonso III, reyes asturianos, en 1075, siendo obispo de Compostela Diego Peláez y Alfonso VI rey de España, comienzan las obras de la catedral. En 1128, y gracias al impulso del obispo Gelmírez, las obras quedan terminadas. En 1188 se rematará la fachada oeste con el pórtico de la Gloria, obra del maestro Mateo.
Nave central

La nave central corresponde en gran parte al maestro Bernardo el Joven, aunque los últimos arcos corresponden ya al maestro Mateo.
Tiene tres naves. La gran nave central, mucho más ancha que las laterales, está cubierta con bóveda de cañón con arcos fajones que tienen una función técnica y estética. Es un lugar idóneo para la multitud de peregrinos que acoge a lo largo de los siglos.
Las tres naves están separadas por arcos formeros de medio punto peraltados y doblados. Sobre la nave lateral, cubierta con bóveda de arista y separadas por arcos fajones, se levanta, ganando altura, la galería del piso superior que tiene ventanas ajimezadas.
Fuertes pilares cruciformes con columnas adosadas soportan el peso de la piedra de la bóveda. Los capiteles son de tipo vegetal en esta zona.
Al fondo se aprecia la trompa que sujeta el cimborrio poligonal original (el actual es gótico).
Toda la catedral tiene el aparejo de piedra de sillería de granito gallego muy bien escuadrada.
El interior del templo es oscuro pues sus ventanas son pequeñas y abocinadas (hoy la luz eléctrica modifica esta situación y nos aleja del espacio románico). Esta oscuridad es más propia de la oración que, dado el fervor de los peregrinos llegados a Compostela, elevarían al cielo los peregrinos tras el cansancio del camino desde lugares muy alejados.
El románico penetra el románico en la Península por dos zonas. Una llega a Cataluña desde Italia, donde se desarrolla al conocido como románico catalán. La otra vía de penetración es el Camino de Santiago, es de influencia francesa y llega de manos de los monjes benedictinos (monjes de hábito negro) de la abadía de Cluny. Tras la conquista de Toledo (1085) por Alfonso VI, la paz se había asegurado en el norte peninsular. Este camino es la vía medieval de difusión del románico y a lo largo de su recorrido encontramos, además de la catedral compostelana, obras como: la catedral de Jaca, el monasterio de Silos, san Martín de Frómista y la colegiata de san Isidoro de León.

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