Analizan expertos la creación artística

3.6.12

San Clemente de Taull


Pantocrator del ábside de san Clemente de Taull, Maestro de Taull, s. XII, románico. Pintura mural al fresco.

Esta obra, realizada al fresco, se encontraba en la iglesia de San Clemente, en el pueblo de Tahull. Pero tras ser arrancada de su lugar original, actualmente está en el Museo Nacional de Cataluña (Barcelona).
Es una obra cumbre de la pintura románica del siglo XII. Se ignora el nombre del autor, por lo que se habla del maestro de Tahull. El pintor románico tiene que pintar en una superficie curva, como es un ábside, poco propicia de entrada para pintar. Pero la maestría de estos artistas supera con facilidad esta dificultad.
Se ha pintado una teofanía, es decir una manifestación plástica de la Divinidad. En el cuarto de esfera del ábside aparece la figura del Pantocrátor (Cristo en Majestad). Se trata de una figura grandiosa circundada por la mandorla o almendra mística, el óvalo de la perfección divina. Este Cristo impone reverencia y temor. La fijeza e intensidad de su mirada son sobrecogedoras; es como una figura que no pertenece a nuestro mundo. Estamos ante el Cristo Juez del Apocalipsis. Cristo es también señor del tiempo (Cronocrátor), simbolizado por la primera y la última letra del alfabeto griego (Alfa y Omega, principio y fin). Es un Cristo que bendice con la mano derecha, revestido de gloria en su trono; en su mano izquierda sostiene el libro de su doctrina, el cristianismo, en la que señala "Ego sum lux mundi" (Yo soy la luz del mundo), y que apoya sus pies sobre un horizonte curvo, el mundo.
Cristo está acompañado en su cielo y a sus plantas, en círculos o ruedas sostenidas por ángeles, por el tetramorfos, los vivientes del relato apocalíptico: el hombre (Mateo), el toro (Lucas), el águila (Juan) y el león (Marcos); son los símbolos de los cuatro evangelistas.
En el Libro de Ezequiel 1,4-11, se lee: "Yo miré, y vi un viento huracanado que venía del norte, y una gran nube con un fuego fulgurante y un resplandor en torno de ella; y de adentro, de en medio del fuego, salía una claridad como de electro. En medio del fuego, vi la figura de cuatro seres vivientes, que por su aspecto parecían hombres. Cada uno tenía cuatro rostros y cuatro alas. Sus piernas eran rectas; sus pies, como pezuñas de ternero, y resplandecían con el fulgor del bronce bruñido. Por debajo de sus alas, aparecían unas manos de hombre, sobre los cuatro costados; los cuatro seres tenían rostros y alas. Sus alas se tocaban una a la otra, y ellos no se volvían cuando avanzaban: cada uno iba derecho hacia adelante. En cuanto a la forma de sus rostros, los cuatro tenían un rostro de hombre, un rostro de león a la derecha, un rostro de toro a la izquierda, y un rostro de águila. Sus alas estaban extendidas hacia lo alto: cada uno tenía dos alas que se tocaban entre sí y otras dos que les cubrían el cuerpo."
Estamos ante uno de los frisos más bellos, solemnes y expresivos del románico, riquísimo en la combinación y matización de los colores, en donde predominan los rojos, azules, blancos, ocres y verdes.
Debajo del Cristo triunfante o Pantocrátor, en la altura intermedia del ábside, entre el Cielo y la Tierra, se presenta el cortejo celestial de los Apóstoles y la Virgen. Son figuras que están pintadas rigurosamente frontales, simétricas y separados entre sí por una escueta arquería. Son personajes portadores de símbolos de la verdad y de la redención. Por ejemplo, la Virgen lleva en sus manos la copa de la sangre redentora de Jesús.
Los maestros pintores fueron los encargados de desarrollar sobre los muros de este y otros templos del románico programas iconográficos que ofrecían a los fieles, al igual que la escultura, elementos de información, de piedad y de exaltación religiosa. La función didáctica, de igual manera que en la escultura, es clara.
A pocos metros de esta construcción se encuentra la iglesia de santa María, levantada y consagrada al mismo tiempo que la de san Clemente. Toda ella está decorada también con pintura románica mural (ábside, muros y columnas). En la bóveda del ábside la figura que preside todo es la de la Virgen María. Son pinturas realizadas por dos maestros distintos. Las pinturas también están hoy arrancadas y colocadas en el Museo Nacional de Cataluña (Barcelona).
Para ampliar información puedes ir a  Observatorio y  Arquivoltas. Además, en el programa de TVE "La mitad invisible" realizó un capítulo sobre estos frescos muy interesante.

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