Analizan expertos la creación artística

7.6.12

Palacio Carlos V


Fachada del palacio de Carlos V en Granada, pedro Machuca, Renacimiento (siglo XVI)

El Palacio real de Carlos V en Granada se encuentra dentro del conjunto palaciego de la Alhambra de Granada. El edificio se levantó en uno de los extremos del Patio de los Arrayanes y para hacerlo derribaron un pabellón opuesto a la torre de Comares. Fue construido a partir de la boda de Carlos con Isabel de Portugal quienes, tras el enlace, vivieron varios meses en la Alhambra. Su belleza les impresionó, por lo que mandaron construir un palacio con la intención de establecer allí su residencia. El emperador nunca pudo volver allí, debido a sus obligaciones, viajes y continuas guerras.
Carlos I quiso construir un palacio al estilo romano, para superar al gótico que todavía seguía activo y al plateresco, al que se asociaban con la monarquía anterior de los Reyes Católicos. El proyecto fue de Pedro Machuca, formado en el círculo artístico de Roma. Construyó un palacio que estilísticamente se corresponde con el manierismo, estilo que en Italia estaba dando los primeros pasos y que en la península es de una novedad total. Resulta imposible encontrarle un precedente inmediato en la arquitectura italiana del quinientos.
La planta del palacio tiene forma de un cuadrado con un patio circular inscrito en su interior. Esta disposición, rasgo manierista sin precedentes en la arquitectura del Renacimiento, por lo que hay que situar esta construcción en la vanguardia artística del momento. El lenguaje constructivo que se emplea es el del pleno renacimiento italiano. Su influencia fue muy limitada, por incomprendida, en España.
El edificio consta de dos niveles. El bajo es de orden toscano completamente almohadillado, en cuyas pilastras se insertan grandes anillas de bronce. El piso superior es de orden jónico. Separando los dos pisos está el ritmo horizontal del entablamento, que junto con la cornisa del piso superior horizontalizan el edificio. Los vanos de todo el perímetro son adintelados en el caso de ventanas y puertas aunque sobre cada ventana del piso superior se abren sendos óculos circulares para aumentar la luminosidad del interior. La rítmica y armoniosa repetición de los vanos y de los elementos sustentantes nos transmite una sensación de orden y estabilidad muy buscada por los autores de clasicismo renacentista. Las ventanas del piso inferior presentan un dintel sencillo, pero las del piso superior alternan frontones triangulares con cornisas en sus dinteles.
Las fachadas sur y oeste están decoradas en su totalidad. La norte y este sólo lo están en parte, debido a que el edificio está unido al Alcázar de la Alhambra. Las fachadas parecen idénticas, pero no lo son. La diferente composición de sus portadas indicaba la distribución interior del edificio en dos "casas" separadas: una para el emperador, y otra para la emperatriz. La parte central de las dos fachadas principales las ocupan magníficas portadas de mármol y son de lo más bello del Renacimiento español.
La portada del lado oeste, la principal entrada del Palacio, es de orden dórico, con cuatro grupos de columnas dobles estriadas. Sobre ellas hay un entablamento clásico con el entablamento decorado con triglifos y metopas. Entre las columnas se abren tres puertas: la central, de gran tamaño, con un tímpano triangular encima. Las otras dos puertas son más pequeñas y están adornadas con grupos de frutas en ménsulas y con medallas en sus tímpanos. Sobre estas portadas aparecen medallones enmarcados en piedra serpentina. En el piso superior el estilo de las columnas, que hacen el mismo juego que en el piso inferior, es jónico (superposición de órdenes).
La fachada sur tiene el cuerpo inferior jónico montados sobre pedestales que se prolongan a los lados para sostener dos leones tendidos y que están decorados con bajorrelieves con trofeos guerreros, romanos, árabes, turcos y cristianos. La puerta tiene un frontón triangular con un relieve de la Abundancia en su tímpano y, sobre él, figuras aladas de la Fama y la Victoria. El segundo cuerpo de esta portada es corintio, y sus dobles columnas se apoyan en pedestales con relieves que forman una balconada en la que aparece el motivo de la serliana.
Este palacio no significó tanto la destrucción de parte de la Alhambra como la garantía de supervivencia del resto. En unos tiempos en que lo más habitual era la destrucción total de palacios y templos de los pueblos sometidos, la sensibilidad de los reyes cristianos ante la belleza incontestable de la Alhambra supuso la necesidad de disfrutarla desde dentro y, por ende, de conservarla.
Todo estos elementos, como la serliana, la colocación de grandes esculturas sobre los frontones y arcos, el preciosismo en el detalle y ejecución de los ventanales del piso alto y de todos los elementos de las portadas centrales, nos hablan de "dificultad", virtuosismo, elegancia y gracia; de afán de estilo; todo nos habla de manierismo.

No hay comentarios:

Publicar un comentario